El etiquetado de los alimentos ha cobrado un amplio interés en el ámbito mundial por la creciente y elevada carga de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) como son la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, los cánceres, la osteoporosis, y las malformaciones congénitas, patologías que están directa o indirectamente relacionadas con la alimentación y por lo tanto, en gran medida se pueden prevenir. En algunos casos incluso su tratamiento depende de la alimentación y de una selección apropiada de alimentos en tipo y cantidad.
De acuerdo con la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud de la OMS , la información nutricional declarada en la etiqueta de un alimento tiene implicaciones positivas para la salud pública, pues es una herramienta poderosa que facilita la promoción de la alimentación saludable, mediante la educación nutricional directa a los consumidores, quienes potencialmente mejoran su capacidad para seleccionar los alimentos. El Plan de Acción de la Estrategia contempla la inclusión de información nutricional en la etiqueta de los alimentos, así como adicionar a la lista de nutrientes de declaración obligatoria (energía, proteína, grasa y carbohidratos), los contenidos de sodio, azúcares, grasas saturadas y ácidos grasos trans, por la necesidad de monitorear los mismos, en función de la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con su consumo en exceso.
También en el "Libro Blanco de la Comisión", de 30 de mayo de 2007, acerca de la Estrategia Europea sobre Problemas de Salud relacionados con la Alimentación, el Sobrepeso y la Obesidad, se señaló que el etiquetado sobre propiedades nutritivas es un método importante para informar a los consumidores sobre la composición de los alimentos y para ayudarles a tomar una decisión adecuada. El Reglamento determina que esta información alimentaria debe ser precisa, clara y fácil de comprensión para permitir que los consumidores, incluidos los que tienen necesidades dietéticas especiales, tomen sus decisiones con conocimiento de causa. Así como para interesar al consumidor medio y, dado el bajo nivel actual de conocimientos en materia de nutrición, responder así a los objetivos informativos por los que se introduce la información indicada, permitiendo formas de presentación mediante símbolos gráficos. Cuando es utilizada por profesionales de la salud cualificados esta información es altamente informativa, pero los consumidores encuentran dificultades para su comprensión.
En los últimos años, además del habitual etiquetado en el reverso del paquete, varios fabricantes y distribuidores de alimentos están usando representaciones gráficas en la parte frontal de los paquetes con el fin de ayudar a los consumidores a interpretar la información nutricional. A los consumidores, en general, les gusta la idea de disponer de información simplificada en la parte frontal del envase, pero difieren en sus preferencias entre los diversos formatos creados: Las GDA (Guideline Daily Amounts), el Semáforo (Traffic Light) que consiste en un código de colores como indicador de los nivel de nutrientes, o logos saludables como el Sweden's Green Keyhole%o el Australian Tick Sign
—————